Camino de sirga
Cliente: Gp Ediciones, Trilita Edicions y Gara d'Edizions
Camino de sirga. Una adaptación al cómic de la obra de Jesús Moncada
Guión, dibujos y maquetación: Roberto Morote
Cuando todavía estaba terminando mis estudios en la Escola Josa de Barcelona, recibí uno de los proyectos que me iban a cambiar la vida: la adaptación de la novela Camí de sirga, de Jesús Moncada, al cómic. No conocía la obra de Moncada en el momento del encargo pero al día siguiente ya me había leído el libro y quedé prendado de la historia y de la forma en la que Jesús Moncada la cuenta. Se trata de una historia coral que narra la historia del pueblo de Mequinenza (Zaragoza) durante todo el siglo XX, período en el cual vemos como las diferentes clases sociales viven los cambios políticos, económicos y culturales desde un prisma humanista, propio de alguien que conocía de cerca lo que sucedía. Ese libro que desconocía resulta que había sido traducido a más de 15 lenguas y había recibido el Premio Nacional de Crítica en 1989. Jesús Moncada defendió el uso del catalán en Aragón y fue premiado con la Creu de Sant Jordi, otorgado por Cataluña, y con el Premio de las Letras Aragonesas en 2004, poco antes de su muerte.
Por todo ello, adaptar dicha obra a cómic suponía una presión importante y más tratándose de mi primer trabajo de más de 8 páginas. Trabajé durante un año en el proceso de adaptación del guion, coincidiendo con mi estancia en Mequinenza y pudiendo hacer un proceso de investigación con las publicaciones que había sobre la historia local y entrevistando a los vecinos que habían sido testigos de la desaparición del Poble Vell, tal y como llaman a la Mequinenza que fue inundada por las aguas del pantano que se construyó en las aguas del Ebro. Resultó muy difícil, pero necesario, eliminar capítulos del libro y en eso residía el grueso del trabajo. La otra parte era la de adaptar un texto que en su mayoría es prosa sin diálogos en una sucesión de viñetas con bocadillos. Por suerte había mucho material gráfico que documentaba las diferentes épocas, los edificios, las vestimentas, las calles de Mequinenza o los llauts, embarcaciones de madera impulsadas por el viento o por la fuerza de hombres y animales, con los que se transportaba el carbón por el Ebro. Para traducir todo ese mundo a imágenes hice uso de tinta china en diferentes grados de disolución. Creía que el agua, una de las protagonistas de la novela (si no la más) debía estar presente en todas las páginas. Por eso realicé las 160 páginas que componen este cómic de manera artesanal, con agua.